De Londres a Beijing

A más de un siglo de la dependencia económica con el Reino Unido, Argentina repite el patrón con China: exportación de materias primas sin procesamiento local. ¿Qué implica esta continuidad para el desarrollo del país?

Economía Ezequiel Beer
Beijing

El patrón geoeconómico establecido por el Reino Unido hacia fines del siglo XIX marcó profundamente la relación de Argentina con el mundo. La dinámica era clara: el país exportaba materias primas y recibía productos manufacturados, sin realizar ningún tipo de procesamiento ni agregar valor a sus recursos.

Más de un siglo después, este modelo parece replicarse, pero con un nuevo actor principal: la República Popular China. Al igual que el Reino Unido en su momento, China importa materias primas argentinas —soja, litio y otros minerales— sin fomentar transformaciones productivas en el territorio nacional.

A pesar de las expectativas generadas en torno a China y los BRICS como motores de desarrollo para Argentina, los beneficios reales para el país parecen limitados. Las inversiones chinas, como el puerto en Tierra del Fuego o la base de observación en Neuquén, responden principalmente a sus propios intereses estratégicos. En particular, la base en Neuquén, instalada durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, opera bajo un marco de soberanía extraterritorial y actividades reservadas, generando interrogantes sobre su propósito y alcance.

Juan Domingo Perón sostenía que Argentina pertenece al hemisferio occidental, una postura que cobra relevancia frente a tensiones globales como el riesgo de un conflicto nuclear. En este contexto, el país solo podrá consolidar una estrategia de desarrollo mediante la potenciación de sus propios recursos naturales y humanos, bajo una conducción política sólida y autónoma.

El periodo entre 1946 y 1955, liderado por Perón y Eva Duarte de Perón, representa un ejemplo histórico de este modelo: el mayor bienestar para los trabajadores y un crecimiento social sin precedentes. Los documentos, materiales y la memoria histórica de aquella época están disponibles y ofrecen una hoja de ruta para el presente.

En el contexto de la actual crisis del capitalismo, es ingenuo esperar que las potencias mundiales ayuden desinteresadamente a Argentina. Más que nunca, el país necesita una estrategia que priorice el agregado de valor, la industrialización y el fortalecimiento de su soberanía.


Ezequiel Beer es Geógrafo UBA y Analista Político.

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