Argentina en el enjambre digital

En esta nueva columna, abordamos los principales enfoques del pensamiento actual y sus resonancias en lo político y lo social

Claves Carlos Baraldini
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¿Es posible pensar que nuestra sociedad está compuesta por sujetos autónomos que no necesitan al otro? ¿Es sociedad o estado selvático? Escuchemos y observemos cómo nos comunicamos. Si este tipo de comunicación nos anula como colectivo social con sueños compartidos y nos deja solo con nuestro egoísmo.

Leamos estas reflexiones:

Esta obra, En el enjambre (2013), del filósofo coreano Byung-Chul Han, tiene dos capítulos interesantes para revisar a la luz de nuestros acontecimientos políticos actuales. Sintetizo.

Cap. II. La sociedad de la indignación 
Las mareas indignadas son útiles para movilizar y llamar la atención, son volátiles y no alcanzan para configurar un discurso político hacia el espacio público. Son incontrolables, inestables, no tienen forma, crecen y se dispersan con rapidez. No hay constancia ni continuidad. La sociedad de la indignación es la sociedad del escándalo. No tiene mucha identificación con lo comunitario. No constituyen un “nosotros”. Es una preocupación por sí mismo.

Alude el autor a La Ilíada, obra griega antigua, que es un canto de ira. Pero la indignación digital no puede cantarse. Es una cólera que interrumpe un estado existente, le falta toda masa, necesaria para acciones, no engendra futuro.

Esto respondería a ciertas situaciones en Europa y EEUU, pero nosotros en América Latina y en nuestro país hemos participado de eventos de indignación, como fueran las puebladas sin vanguardias, sin prensa, incluso las indignaciones juveniles como la muerte del joven ricotero Walter Bulacio en 1991, llegó a concentrar todo el obelisco sin contar con publicidad ni otros medios que la red de boca a boca.

Luego llegaron en forma masiva los celulares y los ruidos de cacerolas y bocinas. El tumulto mayor fue el 2001, sus asambleas barriales que se fueron diluyendo tan rápido como había crecido.

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Cap. III. En el enjambre
Basado en el libro Psicología de masas (1895) de G. Le Bon, el autor sostiene que entramos en la era de las masas, esas que fundan sindicatos y eligen sus representantes en el Parlamento, tienen nuevas relaciones de dominio. Le Bon dice que las masas sustituyen al rey. Un típico análisis del eurocentrismo. Ya fue. En cambio hoy hay una nueva crisis: la revolución digital, que afecta el dominio y el poder.

El enjambre digital no es ninguna masa, no tiene alma ni espíritu.

El enjambre consta de individuos aislados. En cambio la masa tiene otra estructura, tiene propiedades, atributos que no se deducen del individuo. El enjambre digital es un encuentro casual, no forma ninguna masa, le falta espíritu, no desarrolla ningún nosotros. No es coherente, no se manifiesta en una voz. Es percibido como ruido.
El homo electronicus está unido a los demás como si fuera un espectador en un estadio deportivo, mantiene su perfil privado, pero se presenta como parte del enjambre.

Los habitantes de una red no se congregan, no tienen espíritu de congregación, de comunidad, son una multitud sin interioridad.

Los medios electrónicos como la radio congregan gente, los digitales los aíslan.

El enjambre digital se distingue de la masa clásica, como la de los trabajadores que no es volátil, es voluntaria y son una formación firme. La masa marcha en una dirección.

Masa es poder. Los enjambres digitales les falta esa decisión, ellos no marchan, se disuelven rápido como han crecido. No desarrollan energías políticas. No cuestionan las relaciones de poder, solo personas particulares que son motivo de escándalo.

“Los sujetos neoliberales de la economía no constituyen ningún nosotros capaz de acción, dada la creciente tendencia al egoísmo y a la atomización de la sociedad, hace que se encojan en forma radical…El socio deja paso al solo… Desaparece la solidaridad, la privatización se impone hasta el alma”.

Cierra el autor con citas de la obra de Negri y Hardt, Imperio (2005): “En la posmodernidad nos hallamos en la situación del Papa Francisco, levantando contra la miseria del poder la alegría de ser".

El presidente electo en 2023 no contó con gran apoyo de la prensa, aunque si sus redes funcionaron al extremo, mostrando una indignación mayúscula e identificando como el enemigo principal al Estado benefactor, que sería el problema mayor a resolver. Es decir, su indiferencia al dominio actual, a la concentración de riquezas y al manejo de todos los factores de poder pasó desapercibido: le echamos la culpa al Estado y chau.

En esta corriente neoliberal el nosotros no existe. Lo pisa el Mercado, es el gran dictador de la era: lo privado prevalece sobre lo comunitario. ¿Quieren cloacas? Llamen a sus plomeros… ¿Quieren iluminación? Llamen a sus electricistas… ¿Quieren seguridad? Armen su policía privada… ¿Están enfermos? Paguen a sus médicos…

Toda esta red digital, este enjambre digital, fue la herramienta utilizada por esta facción neoliberal que sigue los pasos de la última dictadura militar y de la democracia menemista, devorada por las privatizaciones y el remate de las joyas de la abuela.

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Carlos "Pocho" Baraldini tiene estudios avanzados de Filosofía y publica en revistas y sitios especializados. Fue periodista de Cultura y Política. Escribió 2 novelas. Una publicada y presentada en 1998 llamada "Zelota negra", donde adelanta la crisis del 2001. La otra aún no está publicada y se llama "La derrota", escrita durante la última dictadura militar.

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