Revistas presenta su nuevo disco en La Tangente

Revistas es un quinteto surgido en pandemia e integrante de la nueva ola de bandas que conforman la escena post pandémica del AMBA, con predominancia de estilos shoegaze (Fin del Mundo), grunge (Mujer Cebra), punk (Dum Chica) y, en este caso, postpunk. 

Este quinteto está formado por Krosty (Sebastian Menutti) en voz y bajo, Rullix (Martín Rulli) en batería (con quienes charlamos para esta nota), Monastera (Sofía Gutierrez) en voz y teclados, Apuradísimo (Franco Ceravolo) en voz y guitarra y Xav (Xavier Parente) también en guitarra. 

Con su segundo álbum, se confirman como una de las bandas más representativas del movimiento y, a su vez, con una construcción identitaria sólida. Es un recorrido que comienza en Drama, su disco debut de 2021 y se establece con el EP Polución (2022). 

Días de Guerra presenta algunas pistas de los días que vivimos. Está producido por Mariano Di Cesare, líder de Mi Amigo Invencible y El Príncipe Idiota (que participa como featuring en “¿Qué importa?), y productor de muchísimos contemporáneos, entre los que está el disco debut de Césped, “Es Destierro”, para meternos en el terreno del post punk. 

La grabación se llevó a cabo en el mítico estudio Unísono que perteneció a Gustavo Cerati y estuvo a cargo de Estanislao López que viene trabajando el sonido de la escena con bandas como Riel, Mujer Cebra y el sello marplatense Casa del Puente Discos, entre otros. 

También contaron con la colaboración de Corvex, el proyecto de Marcelo “Corvata” Corvalán (ex Carajo y A.N.I.M.A.L) en “Cemento”. “Noches de amor” es la canción que contiene al título y presenta la dualidad que recorre todo el trabajo: la pelea y el descanso, la crisis y el encuentro, la tristeza y el abrazo. 

Son Días de Guerra, ¿Por qué? ¿Cuál es la dualidad que se establece con las “noches de amor”?
Krosty: El nombre surge del título de un libro de una organización anarquista que tiene un acumulado de experiencias de cómo organizarse en épocas de conflicto social como el que estamos transitando. La dualidad que presenta el libro, y con la que nos sentimos identificados, es que más allá de la necesidad de organizarse y atender la realidad, la noche de amor es poder hacerlo de manera colectiva, la noche de amor es después del día de guerra, tener una mirada en donde encontrarse, un abrazo en donde encontrarse, un momento de ocio. 

Ante la pregunta por la elección de un productor como Mariano Di Cesare para este segundo disco, Rullix nos cuenta de su admiración por el mendocino y cómo ya habían “pegado onda” en encuentros espontáneos en recitales de la noche porteña: “Cuando decidimos hacer un disco nuevo y pensamos en un productor, queríamos buscar también otras experiencias y creo que con él si algo encontramos fue llevar las ideas de una manera más directa. El enfoque que le dio Mariano fue como intentar llegar a la canción y al mensaje de una forma más fresca y directa, eso se vio retratado hasta en la forma de componer, por lo menos lo que fue compuesto ahí en la sala de ensayo con él casi al lado nuestro y las letras que se cerraron en el estudio de grabación. Fue algo hecho muy rápido, empezamos a componer en fines de enero y ya en mayo (el disco) estaba en las calles”. 

¿Por qué creen que el sonido postpunk resuena en las bandas y público de esta generación? ¿Qué hay en ese sonido que habla de los tiempos que corren?
Rullix: Una vez fui al MALBA a ver un documental de Joy Division, una banda exponente del post punk, y ellos resumían que el postpunk es como decir “ok, listo, estamos cansados de estar enojados (la era punk), pongámonos tristes”. Me parece que esa música tiene tiene algo en su genética que representa de una manera particular a un tiempo de tristeza. Creo que justamente la post pandemia, que es donde resuena más este estilo aunque algo renovado, porque la música de siempre que vuelve toma elementos nuevos de lo que está pasando, me parece que esta nueva oleada post punk post pandémica siento que toma ese reflejo de ok venimos de esto que fue una mierda. Estamos todos tristes, encerrados. Salgamos. Me parece que el condimento diferencial es que entró en un público más joven que tal vez estaba terminando la secundaria y que estuvo dos años en su casa y que necesitaba reencontrarse con amigos. Creo que fue lo que le terminó de dar el espíritu tanto desde el lado del público como desde las bandas, mezclado con un hacelo vos mismo total. No necesitar ninguna discográfica, no necesitar nada, solamente juntar un par de bandas que sean afines en estilo, estética y a una concepción general de cómo ver la música y el resultado es ese, un conglomerado de personas otra vez estando tristes y buscando hacer algo para estar juntas. 

La banda surgió en la desesperanza de la pandemia y luego se encontró con una escena latiendo de la que son parte. ¿Cómo ven ese proceso y el momento presente? 
Krosty: Creo que la palabra que mejor describe esta pregunta es la necesidad. En una primera instancia, una necesidad de hacer algo. Tuvimos suerte, nos encontrarnos en una escena de muchos chicos que tenían la misma necesidad, tanto de colegas como de gente que se acercó en el público. Todo ese grupo de bandas o de escenas están en una necesidad de poder encontrar una propuesta superadora, hay una propuesta más integral respecto al espectáculo y hay una necesidad de seguir haciéndolo. Por eso, más allá de las adversidades económicas, todos estamos de alguna manera u otra viendo como poder sostenerlo, sentimos que es necesario que sigan existiendo los espacios que compartimos, que sigan existiendo los discos que están saliendo, que sigan existiendo las canciones que muchas veces reflejan la realidad que nos rodea, el arte es eso, mientras la realidad nos siga generando estas cosas seguramente van a seguir existiendo estas canciones. 

Rullix: La verdad es que cuando hicimos la banda pensamos que no iba a pasar absolutamente nada, porque eran épocas donde estaba mucho más (de moda) otros estilos de música más urbanos y sentimos que pasó algo loco cuando salieron el primer disco y nuestros primeros vídeos y en los primeros recitales veíamos que ya se empezaban a llenar. También eso creo que estuvo mezclado con las ganas de la gente de salir, de saltar, de cantar y sobre todo medio apoyados en una música un poco triste, que creo que era lo que representaba al momento. Los shows siempre fueron o intentamos de que sean con entradas accesibles y también en lugares en donde quien vaya se pueda comprar una birra, pueda estar con sus amigos. Lo importante en eso siempre fue cómo buscar y cuidar que quién vaya pueda sentirse que está en un lugar familiar, que está en un lugar donde van a conocer nueva gente, nuevas amistades. Creo que eso es algo que que representa mucho a esta generación, el músico está mucho más mezclado con con el público, con el fan, es como que la cercanía de las redes genera algo que cuando ensayamos vienen fans de la banda y se quedan con nosotros dando vueltas por San Telmo y tomando unas birras, es como que hay algo que se empezó a generar, que es una cercanía muy muy espontánea”. 

Por último, hablamos del show de La Tangente y la intención de la banda de grabar ese show.

“En La Tangente vamos a grabar un disco en vivo, ya tenemos el nombre, todavía no ha develar, pero ya está y sentimos que hay una necesidad nuestra de retratar nuestro momento, no?”, nos cuenta Rullix. “Si cada disco es como una foto que retrata el momento madurativo de cada uno, lo que fue aprendiendo, tocando, sentimos que este momento del vivo es un momento poderoso para que esté retratado, para que quede inmortalizado. Vamos a tocar todo el disco Días de Guerra y algunas cosas de Drama y de Polución. En definitiva es una buena foto para nuestro show en vivo y para ese poder del show en vivo”. 

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Giselle Hidalgo, porteña modelo ‘82. Trabaja en comunicación y gestión cultural, escribe sobre música y libros. Es integrante del Ciclo y Editorial Monserrat  y los recitales son su hábitat natural.
Instagram/X: @gilovesyou